RUSSELL
(Nueva York, 1883-Broomall, 1953)
Pintor estadounidense. Integrante del sincronismo, su producción se caracterizó
por efectos dinámicos obtenidos con construcciones de formas geométricas
coloreadas.
PENSAMIENTO
HOMBRE:
"El hecho de que
una opinión haya estado muy difundida no es prueba alguna de que no sea totalmente
absurda; y por cierto, en vista de lo tonta que es la mayoría de la humanidad,
una creencia extendida tiene más posibilidades de ser necia que de ser
sensata." (Bertrand Russell): La ética cristiana en el matrimonio y la
moral.
"El ser humano nace ignorante,
no estúpido, se hace estúpido por la educación." - Bertrand Russell
"Hasta donde recuerdo, no hay
una sola palabra en las escrituras alabando la inteligencia." (Bertrand
Russell)
"Algunos primero morirían
antes que pensar, de hecho algunos de vez en cuando lo hacen." --
(Bertrand Russell)
Él pensaba que el ser humano era
ignorante por falta de educación y rara vez se tomaba el tiempo para pensar siendo
tan inteligente.
MUNDO:
La definición más clara que presenta Russell sobre
el concepto de materia aparece en su libro Análisis de la materia escrito en
1928, en pleno desarrollo y estudio de la investigación en mecánica cuántica y
la teoría de la relatividad. Estas teorías están implicadas en el estudio de
Russell en lo que significa la materia desde un punto de vista filosófico, para
comprobar si esta tiene algo que decir en relación con ella.
La definición del concepto se
esboza en la página 447 donde explica “un trozo de materia es una estructura
lógica compuesta por acontecimientos”. Esta definición que implica una relación
entre la lógica, que en el caso de Russell se presenta en las estructuras
matemáticas y axiomáticas como principios abstractos de la física y los
acontecimientos en el mismo plano de las percepciones espacio-temporales
producidas por las mismas leyes causales, a diferencia del sentido común, que
define a la materia como extensión de un objeto por sí mismo separado y con una
realidad propia.
Russel parte de la idea de que hay
que conformar las leyes axiomáticas de la física, que surgen necesariamente
como principios proposicionales de la inducción, con la evidencia de las
percepciones como evidencias empíricas. El problema surge porque la diferencia
entre el mundo físico abstracto y la percepción conduce a una dificultad de
comprender la conexión entre la percepción y las leyes de la física. Parece que
la física tiende hacia un idealismo mientras que la percepción como evidencia
empírica se acerca a un materialismo. Así, se pregunta Russell si la física
como sistema deductivo con unas estructuras lógicas, puede satisfacer la
realidad que se supone a las percepciones debido a lo excesivamente abstracto
de la física. Russell intenta unir la física con las percepciones con la
inclusión de los fenómenos psíquicos sin una separación de ambos campos, como
si de una metafísica se tratara incluso dentro los mismos acontecimientos
tratados como estructuras lógicas al igual que la física abstracta.
Russell explica que conforme se va
avanzando en el estudio de la física, aparece en mayor medida el carácter
abstracto de ella. Por ejemplo, al principio de su enseñanza se explican las
palancas, poleas, la acción de la gravedad sobre los cuerpos, los choques, etc.
Esto implica a una materia muy objetiva tratada dentro de las leyes de la
física, pero cuando se habla de electrones, cuantos o bosones, las
abstracciones se convierten en algo cotidiano. Si se habla del espacio, del
tiempo, de la materia o de la luz, son conceptos que surgen del sentido común
dice Russell, pero el espacio que nos parece tan objetivo es dentro de la
actual física de la relatividad un concepto ligado al tiempo y por supuesto
nada absoluto [1]. Esta noción de espacio no tiene nada que ver con la que proporciona
el sentido común debida a las sensaciones de tacto, por ejemplo. Por eso, el
físico no especula sobre una concreción, sino más bien intenta aplicar a las
hipótesis su estructura abstracta de deducción. Así, vincular la materia a lo
extenso es cosa del sentido común, pero el espacio-tiempo se aleja del sentido
común y de la experiencia que no sea científica, convirtiéndose en conceptos y
coordenadas aproximativas de los eventos naturales.
Russell explica de un modo extenso
las diferencias entre el conocimiento inmediato que proporcionan los sentidos
del objeto y lo que enseña la física sobre ello. Dice Russell que la luz viaja
hasta el ojo, por supuesto como fotones pero al llegar allí hay un complicado
proceso fisiológico hasta llegar al cerebro, en que existe una interpretación
de la visión, lo que atañe al psicólogo. El físico propone la última palabra
sobre el carácter físico de la luz, desechando la noción del sentido común de
la visión. Es decir, en la vista de un objeto externo, que para el sentido
común es separable y externo al observador, existe la implicación de un proceso
fisiológico, psicológico y físico que interpreta la objetividad, desde un punto
de vista más coherente e integrado en esa cadena epistemológica. Entonces
Russell esboza la primera pregunta sobre cómo debería de entenderse la materia
en la física moderna. Con respecto al sentido común, la materia es la causa de
las sensaciones, pero en física teórica la unidad material desde que Minkowski
expuso su espacio o líneas del universo, esa unidad de materia son series de
acontecimientos. Los electrones pertenecen a esa serie de acontecimientos que
se mueven y puede que incluso uno de ellos dé lugar a dos acontecimientos
distintos.
El concepto físico de la materia
Russel lo vincula a la teoría de la relatividad del espacio-tiempo con las
medidas de la unidad material que se refleja en la formulación de los tensores
propuestas por Eddington. El tensor propuesto tiene la facultad de conservación
al igual que la materia y con sus propiedades abstractas medibles de masa,
momento, fuerza suficiente para los fenómenos mecánicos. Desde este punto de
vista, el tensor es sinónimo del concepto de materia dentro del sentido común
en cuanto mantiene las mismas propiedades que considera este en el objeto. En
la formulación del tensor dentro de la teoría de la relatividad el concepto de
espacio tiempo de la materia equivale a un geometría curva, llamado más bien
tensor de energía-impulso. Sabiendo que en la teoría de la relatividad la
energía es igual a la masa por la velocidad de la luz al cuadrado, el tensor es
la geometría que ofrecería la materia en caso de que fuera medida dentro de una
cantidad tensorial. El problema es que los vectores curvados dentro del cálculo
tensorial a los que pertenecen los vectores de energía-momento son muy
difíciles de medir. Por tanto, el carácter sumamente abstracto de la física
dentro del cálculo tensorial como materia del espacio-tiempo, según, Russell lo
que produce es una fractura mayor entre el sentido común, preguntándose si la
abstracción abismal de las complejas derivadas e integrales que revelan el
cálculo tensorial se relaciona con la experiencia que tenemos de la materia.
Claro que esta experiencia es la del sentido común al que Russell no le otorga
mucho crédito.
DIOS:
Se puede pensar que voy
demasiado lejos cuando digo que aún sigue siendo así. Yo no lo creo. Basta un
ejemplo. Serán más indulgentes conmigo si lo menciono. No es un hecho
agradable, pero las iglesias le obligan a uno a mencionar hechos que no son
agradables. [Supongamos que en el mundo actual una joven sin experiencia se
casa con un sifilítico; en tal caso, la Iglesia Católica dice; «Este es un
sacramento indisoluble. Hay que estar juntos durante toda la vida.» Y la mujer
no puede dar ningún paso para no traer al mundo hijos' sifilíticos. Eso es lo
que dice la Iglesia Católica. Yo digo que ésa es una diabólica crueldad, y
nadie cuya compasión natural no haya sido alterada por el dogma, o cuya
naturaleza moral no sea absolutamente insensible al sufrimiento, puede mantener
que es bueno y conveniente que continúe ese estado de cosas.
Este no es más que un ejemplo. Hay
muchos modos por los cuales, en el momento actual, la Iglesia, por su
insistencia en lo que ha decidido en llamar moralidad, inflige a la gente toda
clase de sufrimientos inmerecidos e innecesarios. Y claro está, como es sabido,
en su mayor parte se opone al progreso y al perfeccionamiento en todos los
medios de disminuir el sufrimiento del mundo, porque ha decidido llamar moralidad
a ciertas estrechas reglas de conducta que no tienen nada que ver con la
felicidad humana; y cuando se dice que se debe hacer esto o lo otro, porque
contribuye a la dicha humana, estima que es algo completamente extraño al
asunto. « ¿Qué tiene que ver con la moral la felicidad humana? El objeto de la
moral no es hacer feliz a la gente.»
CONOCIMIENTO:
El entusiasmo
con el que Russell buscó durante su vida la verdad es una de las
características generales de su filosofía. Desde un primer momento el conocimiento
científico se convirtió en el modelo a seguir, ocupando las matemáticas un
lugar especial, en tanto que suelen considerarse como una ciencia demostrativa
e infalible. Sus primeros contactos con la geometría aparecen relatados por el
propio Russell en su Autobiografía:
“Con ocho años empecé a leer a
Euclides, con mi hermano como tutor. Este fue uno de los grandes sucesos de mi
vida, tan deslumbrante como el primer amor. Nunca hubiera imaginado que
existiera algo tan delicioso en el mundo. Después de aprender la quinta
proposición, mi hermano me dijo que normalmente se consideraba algo difícil,
pero yo no había encontrado ninguna dificultad. Esta fue la primera vez que caí
en la cuenta de que quizás podría tener cierta inteligencia. Desde este momento
hasta que Whitehead y yo publicamos Principia Matemática, a la edad de 38 años,
las matemáticas fueron mi principal interés y la principal fuente de felicidad.
Como toda felicidad no era, sin embargo, completa. Me habían dicho que Euclides
demostraba las cosas, y me decepcioné al comprobar que empezaba con axiomas. Al
principio rechazaba aceptarlos a no ser que mi hermano pudiera ofrecerme alguna
razón para hacerlo, pero él decía: “Si no los aceptas, no podemos continuar”, y
como yo quería continuar, les admitía a regañadientes pro tem [temporalmente].
La duda respecto a las premisas de las matemáticas que sentía en aquel momento
permaneció conmigo y determinó el curso de mi trabajo posterior.”
Esta preocupación por el
conocimiento humano es la que llevaría a Russell a colaborar con Whitehead en
la elaboración de Principia Matemática. Esta obra se incluye dentro de lo que
en filosofía de las matemáticas se denomina programa laicista: su objetivo último
es fundamentar la matemática en la lógica, tratando de establecer las
condiciones para un lenguaje lógicamente perfecto, en el que la ambigüedad y el
error no tuvieran cabida. Así esta concepción de las matemáticas va asociada a
una visión muy particular del lenguaje y del conocimiento humano, en el que la
ciencia ocupa un lugar preponderante. La obra de Russell y Whitehead es
extensísima y exigió a ambos autores una plena dedicación durante varios años.
En este contexto marcado por la preocupación por la verdad, las matemáticas y
el lenguaje, Russell escribe otro de sus libros, dedicado al conocimiento
humano. Se trata de Los problemas de la filosofía, un texto de carácter
divulgativo en el que Russell aborda las cuestiones esenciales de la teoría del
conocimiento.
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