miércoles, 17 de septiembre de 2014

Jean-Paul Sartre

JEAN-PAUL SARTRE:



(París, 1905-id., 1980) Filósofo y escritor francés. Precoz lector de los clásicos franceses, en 1915 ingresó en el liceo Henri IV de París y conoció a Paul Nizan, con quien inició una estrecha amistad. Al año siguiente, el segundo matrimonio de su madre (considerado por Jean-Paul como «una traición») lo obligó a trasladarse a La Rochelle; hasta 1920 no regresó a París. En 1924 inició sus estudios universitarios en la École Normale Supérieure, donde conoció a Simone de Beauvoir, con quien estableció una relación que duraría toda su vida.


Tras cumplir el servicio militar, empezó a ejercer como profesor de instituto; en 1933 obtuvo una beca de estudios que le permitió trasladarse a Alemania, donde entró en contacto con la filosofía de Husserl y deHeidegger. En 1938 publicó La náusea, novela que pretendía divulgar los principios del existencialismo y que le proporcionó cierta celebridad, al tiempo que se convertía en símbolo de aquel movimiento filosófico. Movilizado en 1939, fue hecho prisionero, aunque consiguió evadirse en 1941 y regresar a París, donde trabajó en el liceo Condorcet y colaboró con A. Camus en Combat, el periódico de la Resistencia.
En 1943 publicó El Ser y la Nada, su obra filosófica más conocida, versión personal de la filosofía existencialista de Heidegger. El ser humano existe como cosa (en sí), pero también como conciencia (para sí), que sabe de la existencia de las cosas sin ser ella misma un en sí como esas cosas, sino su negación (la Nada). La conciencia sitúa al hombre ante la posibilidad de elegir lo que será; ésta es la condición de la libertad humana. Eligiendo su acción, el hombre se elige a sí mismo, pero no elige su existencia, que le viene ya dada y es requisito de su elección; de aquí la famosa máxima existencialista: «la existencia precede a la esencia».
Dos años más tarde, alcanzada ya la popularidad, abandonó la enseñanza para dedicarse exclusivamente a escribir; en colaboración con Aron, Merleau-Ponty y Simone de Beauvoir, fundó Les Tempos Modernos, una de las revistas de pensamiento de la izquierda más influyentes de la posguerra.
Por esa época, Sartre inició una fluctuante relación con el comunismo, hecha de acercamientos (uno de los cuales provocó su ruptura con Camus en 1956) y alejamientos motivados por su denuncia del estalinismo o su protesta por la intervención soviética en Hungría. En su última obra filosófica, Crítica de la razón dialéctica (1960), se propuso una reconciliación del materialismo dialéctico con el existencialismo, al cual pasó a considerar como una ideología parásita del marxismo, y trató de establecer un fundamento de la dialéctica marxista mostrando que la actividad racional humana, la praxis, es necesariamente dialéctica.
En 1964 rechazó el Premio Nobel de Literatura para no «dejarse recuperar por el sistema»; decididamente contrario a la política estadounidense en Vietnam, colaboró con Bertrand Russell en el establecimiento del Tribunal internacional de Estocolmo para la persecución de los crímenes de guerra.
Tras participar directamente en la revuelta estudiantil de mayo de 1968, multiplicó sus gestos públicos de izquierdismo, asumió la dirección del periódico La Cause du Peuple y fundó Tout!, de orientación maoísta y libertaria. En 1975 se inició el progresivo quebranto de su salud; la ceguera lo apartó de la lectura y la escritura durante los últimos años de su vida, tras haber completado su postrera gran obra, El idiota de la familia (1971-1972), dedicada al tema de la creación literaria, fruto de diez años que dedicó a la investigación de la personalidad de Gustave Flaubert.

PENSAMIENTO 


 HOMBRE:

Sostiene Jean Paul Sartre que el existencialismo es un humanismo. Contra sus detractores afirma que se trata de una doctrina destinada estrictamente a los técnicos y filósofos. Sin embargo, explica que se puede definir fácilmente.
Advierte que hay dos especies de existencialistas: los primeros, que son cristianos, como Jaspers y Gabriel Marcel, de confesión católica; y, por otra parte, los existencialistas ateos, entre los cuales hay que colocar a Heidegger, y también a los existencialistas franceses, como él mismo. Hace notar que todos los existencialismos tienen en común que consideran que la existencia precede a la esencia.

Al respecto escribe: “El existencialismo ateo que yo represento... declara que si Dios no existe, hay por lo menos un ser en el que la existencia precede a la esencia, un ser que existe antes de poder ser definido por ningún concepto, y que este ser es el hombre, o como dice Heidegger, la realidad humana.

DIOS:

Sartre parecía cómodo como ateo incluso si su pisada filosófica carecía de una base en la cual apoyarse. Al diablo con eso, él no lo necesitaba. Estaba listo para sobrevivir en pleno aire. Somos franceses, estaba dispuesto a declarar. Tenemos mente, podemos vivir con el absurdo y no pedir recompensas. Esto es así porque somos lo suficientemente nobles para vivir con el vacío, y suficientemente fuertes para elegir una ruta por la cual incluso estamos dispuestos a morir. Y haremos esto en absoluto desafío al hecho de que, ciertamente, carecemos de base. No esperamos un Más Allá.

MUNDO

Sartre una de las principales figuras del existencialismo plantea igualmente una crítica a la concepción racionalista del mundo y del ser humano desarrolla en la época moderna. Lo que caracteriza al ser humano no es su esencia, si no su existencia, entendida como el estar del hombre en el mundo. La concepción odontológica la existencia está en su pertenencia al mundo, dado que existir es estar viviendo en el mundo. El hombre está condenado a vivir en el mundo, su relación con este no es una elección si no una determinación por el mismo hecho de existir.

El mundo es identificado como un mundo

Humano, y por ello estar en el mundo indica un vivir con los demás. La tarea del ser humano será construir su propia vida a partir de la relación con los demás lo que significa que debe asumir completamente la creación de su ser.

El hombre tiene la responsabilidad para consigo mismo de llegar a ser en la medida en que se concibe como no ser, como nada n la filosofía de Sartre hay otro aspecto fundamental. Se muestra como una filosofía de libertad y considera al ser humano como libre en plenitud para decidir sobre el destino de su vida.

CONOCIMIENTO: 

Sartre afirma que la experiencia de la nada es correlativa a la del ser. La nada no es algo extraño al hombre, sino la consecuencia implícita en su libertad, pues el hombre es el único que puede introducir su capacidad de “néantisation” (capacidad de decir “no”) en el ser. Porque somos humanos somos libres; porque somos humanos podemos decir “no”. Por eso Sartre identifica la nada con la libertad: el ser humano existe  en una actividad, realiza actos mediante los cuales se va definiendo, va llegando a ser sí mismo.
              

La nada está en el origen y en el fin del ser humano: cuando vivimos una existencia auténtica también somos conscientes de nuestro límite: la muerte, la nada. Heidegger afirmaba igualmente que el ser humano es un ser para la muerte. La angustia y la nada son, para Sartre, el destino de la humanidad, de ahí que la frase final de su obra  "El ser y la nada" afirme: "El hombre es una pasión inútil".

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