domingo, 14 de septiembre de 2014

Neoplatonismo: Plotino

NEOPLATONISMO:

PLOTINO:

(Licópolis, actual Egipto, 205-Campania, actual Italia, 270) Filósofo latino. Se le considera habitualmente como el fundador del neoplatonismo. Su pensamiento fue recopilado por su discípulo Porfirio en las Enéadas, seis libros divididos en nueve tratados cada uno. Su viaje con el emperador Gordiano le permitió tomar contacto con el pensamiento persa e indio, que difundió a su regreso (h. 244) en la escuela que abrió en Roma y en la cual enseñó a lo largo de veinticinco años.Aunque Plotino presentaba sus enseñanzas como comentarios a la obra de Platón, su aportación trasciende el ejercicio de lectura y acaba generando un corpus peculiar aunque de clara resonancia platónica. Así, su doctrina responde a la demanda de espiritualidad y universalismo propia de la época a través de una síntesis del racionalismo griego y el pensamiento oriental.
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/p/plotino.htm

PENSAMIENTO:


DIOS:
Plotino defiende un monoteísmo, pero a diferencia del cristianismo, que propone un Dios personal, afirma la absoluta negatividad de Dios, al que llama «lo Uno», y del que no es posible predicar ningún atributo, pues ello conllevaría limitación y por tanto imperfección. Lo Uno es causa de todo lo demás, pero no como resultado de su voluntad, sino como efecto necesario de su absoluta perfección; lo Uno genera por emanación, sin pérdida de la propia sustancia, y lo producido se estructura en sucesivos grados de imperfección (Inteligencia, Alma) hasta llegar al grado más bajo, la materia, pura privación y antítesis absoluta de lo Uno.
Sin embargo, la materia aún refleja lo Uno, su fuente, y trata de retornar a él, en un movimiento de signo inverso que es igualmente necesario. El hombre, integrado en este movimiento de retorno a lo Uno, debe evitar el autoengaño en que ha caído al entregarse a la pluralidad de los objetos y acciones, y buscar la verdad en sí mismo y en la negación de todo objeto y mediación, incluido el propio yo, por lo que la doctrina de Plotino deriva en una contemplación de índole mística.

SER Y UNIDAD:

-Las tres hipóstasis-

-Primera hipóstasis: El Uno Absoluto

Existen tres hipóstasis básicas, nos dice Plotino, tres realidades fundamentales más allá del mundo físico y sensible. La primera y absolutamente determinante es elUno Absoluto, el principio de su escalafón ontológico, fuerza difusiva y potencia infinita. El Uno sólo puede aprehenderse negativamente: «El Uno no es ninguna de todas las cosas»  , por lo que «distinto de todas las cosas» , siendo «anterior a todas las cosas»  y estando «más allá de todas las cosas» , porque es «principio de todas las cosas» , «causa de todas las cosas» y «potencia de todas las cosas»

Puede decirse que el Uno se identifica con el Ser, el Bien y la Divinidad. De él parten todas las cosas, pues hay una continuidad total y absoluta entre él y las demás partes de la realidad, pero no por creación sino por emanación. En efecto, las otras dos hipóstasis emanan del Uno, ya que éste tiene tendencia a expandir su mismo ser, como irradia su luz el Sol. Pero volvamos a precisar que esta expansión no es equivalente a la creación, noción tan propia de la tradición judeo-cristiana, ya que ésta idea es ajena en el pensamiento griego; no, de lo que se trata aquí es de una difusión, o una manifestación, se hace explícito (nos dice Julián Marías), en el mundo entero, desde las otras hipóstasis a la gruesa y burda materia que forma el Universo.

La expansión o emanación, pues, es como una irradiación necesaria del Uno, que a su vez es el único y verdadero principio de realidad. El Uno Absoluto es completa indeterminación, algo inefable e indefinible, ya que constituye tanto el ser como el no-ser más allá del ser... Es lógico que carezca de determinaciones, porque en caso contrario ¿qué podría determinarlo, si él es el Uno Absoluto por definición? No podemos tampoco pensarlo, ya que este acto supone diferenciar pensamiento de aquello que se piensa, y el Uno no permite tal diferenciación.

“De ahí que, verdaderamente, el Uno sea algo inefable; porque lo que digáis de él será siempre alguna cosa. Ahora bien, lo que está más allá de todas las cosas, lo que está más allá de la venerable Inteligencia e, incluso, de la verdad que hay en todas los cosas, eso no tiene nombre, porque el mismo nombre sería algo diferente de El” (Eneida V, 3, 13).
El Uno es único, es una unidad divina, el principio del ser. Pero no es la realidad única, porque, como señala Ferrater  Mora, “funda justamente la diversidad, aquello que de él emana como pueden emanar de lo real la sombra y el reflejo... Lo uno vive, por así decirlo, en absoluta y completa tensión, recogido sobre sí mismo y recogiendo con él a la realidad restante... Lo Uno no es la unidad de todas las potencias, sino la realidad que las contiene a todas en cuanto potencias. Lo Uno es pues, fundamento de todo ser, realidad absoluta y, a la vez, absoluta perfección... Lo diverso nace, por consiguiente, a causa de una superabundancia de lo Uno”.

-Segunda hipóstasis: el Intelecto

Llamado también Nous o Logos, la segunda hipótesis plotiniana emana, como hemos dicho, del Uno absoluto. Es el mundo de las ideas, el mundo del espíritu.

“Siendo [el Uno] perfecto es igualmente sobreabundante, y su misma sobreabundancia le hace producir algo diferente de El. Lo que El produce retorna necesariamente hacia El y se convierte entonces en Inteligencia. Su propia estabilidad con respecto al Uno hace que lo vuelva a ver, y su mirada dirigida al Uno hace que lo convierta en Inteligencia. Esto es, como se detiene para contemplar al Uno, se vuelve a la vez Inteligencia y Ser” (V 2, 1).
El intelecto ya no resulta la completa indiferenciación que era propia del Uno, sino que es el Ser mismo, la Inteligencia. Identificando Ser inteligible e Inteligencia Plotino identifica, por tanto, ser con pensar, constituyendo dicho Intelecto el ente racional por antonomasia. Y aquí aparece, pues, la dualidad. El nous gira sobre sí mismo, se examina, porque su principal característica es conocerse a sí mismo (una dificultad, la de que la Inteligencia se piense a sí misma, ya puesta de manifiesto por Aristóteles en su Metafísica).

“Siendo ella misma y su sustancia un acto, la Inteligencia deberá formar una sola y misma cosa con su acto. Pero como el ser y lo inteligible ya eran idénticos al acto, todos estos términos de los que ahora hablamos, Inteligencia, acto intelectual e inteligible, serán una y la misma cosa. Con lo que, si el acto de la Inteligencia es lo inteligible, y si lo inteligible es la Inteligencia, la Inteligencia necesariamente se pensará a sí misma. Porque pensará por medio de su acto, que no es otra cosa que ella misma, y pensará así lo inteligible, que es también ella misma. De dos maneras, pues, se pensará a sí misma: como acto de la Inteligencia, que es ella misma, y como inteligible, al que piensa por medio de un acto que es la Inteligencia misma”
Señala Antoni Martinez Riu: “a diferencia de Platón, Plotino afirma que las Ideas, lo inteligible, no le son superiores, ni tampoco exteriores. En efecto, las Ideas forman una unidad con el intelecto, que se autodescubre examinándolas, siendo radicalmente uno-múltiple las Ideas forman una unidad con el intelecto, que se autodescubre examinándolas, siendo radicalmente uno-múltiple”. Y, como sintetiza Salvador Mas: “Recapitulando: con una necesidad puesta por un acto libre el Uno se aleja de sí mismo. Es actividad indeterminada que se determina al detenerse, volverse y contemplar al Uno: Inteligencia perfecta, que contempla al Uno, pero ya no como Uno, sino pluralizado en multitud de ideas. Pero esta misma realidad es la misma Inteligencia en tanto que contempla al Uno extrayendo de su potencia la multiplicidad de ideas precontenidas en él como potencia de todas las cosas”.

-Tercera hipóstasis: El Alma

La tercera hipóstasis es el Alma, que surge por emanación de lo Inteligible. En el Alma pueden distinguirse dos partes: una superior, en donde descansa lo eterno, y una inferior que engendra las cosas sensibles. El Alma, entidad incorporal y de naturaleza divina es, pues, una hipóstasis activa, principio de formación del mundo sensible y los seres vivientes, que da a los cuerpos vida y movimiento, a todos los cuerpos, incluido el kosmos. Es una fuerza unificante gracias a la cual el cosmos se equilibra. “Si el Uno, para pensar, debe devenir Inteligencia, para generar y gobernar todas las cosas del mundo sensible deberá devenir Alma”, como apunta Salvador Mas.

“Pero la Inteligencia, semejante como es al Uno, produce lo mismo que El esparciendo su múltiple poder. Lo que produce es una imagen de sí misma, al desbordarse de si al igual que lo ha hecho el Uno, que es anterior a ella. Este acto que procede del Ser es lo que llamamos el Alma, en cuya generación la Inteligencia permanece inmóvil, lo mismo que ha permanecido el Uno, que es anterior a la Inteligencia, al producir la Inteligencia. Pero el Alma, en cambio, no permanece inmóvil en su acto de producción, sino que se mueve verdaderamente para engendrar una imagen de ella. Al volverse hacia el Ser del que proviene se sacia de él, y al avanzar con un movimiento diferente y contrario, en engendra esa imagen de sí misma que es la sensación” .
El alma es activa porque enlaza y religa todas las cosas siguiendo un proceso de simpatía, animando y unificando todo ser. Le permite, de modo acorde a su misma facultad, la libertad que el Uno absoluto disfruta en su completud, trasmitiéndole lo Inteligible al mundo sensible por una parte y, por otra, uniendo éste con lo Inteligible y con el Uno. Una importante característica de la materia inteligible es que no sólo dota de forma al mundo de los sentidos, sino que supone la multiplicidad en la unidad.

La materia sensible, pues, es el último escalón, el más inferior, de esta gradación continua de emanaciones, que se distingue de la materia inteligible porque es lo indeterminado, pero por estar vacía, por ser una mera sombra del ser. También es lo opuesto al Uno, perfecto y bueno, constituyendo el mal, una perturbación del Orden, principio de la dispersión y la multiplicidad.

“Porque el alma es, efectivamente, la razón de todas las cosas. Como tal razón es a la vez la última de las realidades inteligibles o de las cosas comprendidas en estas realidades, y la primera de las cosas existentes en el universo sensible. Tiene, pues, relación con los dos mundos. Y así, por un lado vive felizmente y resucita a la vida, y por otro es víctima de un engaño por la semejanza con el primer mundo, dejándose llevar hacia abajo por el hechizo de los encantos” (IV 6, 3).

El Alma, por tanto, está entre dos mundos; este medio intermedio constituye el ámbito humano propiamente dicho. El hombre, que es en esencia alma, aspira y desea retornar al que fue su hogar, pero como es un ser caído, se ha encarnado en un cuerpo mortal y material.

Marco Aurelio

MARCO AURELIO:

(Marcus Annius Verus; Roma, 121-Viena, 181) Emperador y filósofo romano. Perteneciente a una gens española de Roma, ya de niño llamó la atención del emperador Adriano, quien quedó admirado por su ingenua franqueza y su inteligencia, y ordenó a Antonino Pío que lo adoptara (138), quedándole destinado el imperio.
Estudió retórica griega y latina con Herodes Ático y Marco Cornelio Frontón, el cual desde entonces habría de ser su amigo y consejero espiritual. Seducido por el estoicismo, vistió muy pronto el manto de filósofo (133). César en 139 y cónsul en 140 y 145, este último año casó con su prima Faustina la Joven, hija de Antonino Pío.
Los veintitrés años que duró el reinado de Antonino Pío se cuentan entre los más prósperos del imperio, pero cuando, tras su muerte (161), Marco Aurelio fue nombrado emperador, se abrió un período enormemente conflictivo para el imperio, que se vio sacudido por los ataques de los bárbaros, revueltas populares y varias epidemias. A la serie ininterrumpida de guerras y calamidades que tuvo que soportar, el emperador opuso su serenidad y su fuerza moral.
En su relación con los cristianos, adoptó la misma actitud que Trajano, que evitaba la persecución pero reprimía las manifestaciones públicas de su fe y castigaba a los fieles que, tras ser denunciados, se negaban a celebrar el culto de la religión ancestral. Sin embargo, esa actitud obedecía menos a una voluntad erradicadora que a la opinión extremadamente severa que le merecían su proselitismo y sus prácticas rituales. De hecho, los cristianos nunca lo incluyeron en su lista de perseguidores.
Como emperador, a pesar de su temperamento pacífico y su preocupación por la economía, se vio obligado a concertar empréstitos forzosos y a desprenderse de parte del patrimonio imperial ante la urgente necesidad de constituir un ejército de esclavos, gladiadores, extranjeros y fugitivos, con el que hacer frente a la presión de los bárbaros; así, rechazó a los germanos hasta más allá del Danubio en el 168, venció a los partos y les arrebató parte de Mesopotamia (161) y sometió a marcomanos (172), cuadros (174) y sármatas (175).
Tras la paz general de 175 y la ocupación de una franja de seguridad al norte del Danubio, admitió en el imperio, por primera vez, a bárbaros como colonos y soldados. Sin embargo, una revuelta en el norte de Italia determinó que proscribiera por un tiempo esa práctica. Quebrantada la paz por los bárbaros en el 177, Marco Aurelio emprendió una nueva campaña, en el curso de la cual sucumbió a la peste que desde el 166 asolaba el imperio, que pasó a regir su hijo Cómodo.
Su estilo, influido sin duda por los maestros estoicos, carece, sin embargo, de la dureza dogmática de Epícteto, de quien adoptó el elogio de la libertad humana, o del tono docto y académico de Séneca. Por el contrario, sus textos denotan un tono muy personal, ya que parten de una reflexión íntima y crítica, y acusan una tendencia a transformar la doctrina en un constante examen de conciencia.
Su gran legado, los Pensamientos, es el resultado de las meditaciones morales que, ya al final de su vida, fue dejando por escrito, sin seguir un plan estricto o preestablecido. Dividida en doce libros y redactada en griego, la obra se basa en una serie de reflexiones inspiradas por su experiencia cotidiana y deja traslucir la influencia estoica, en particular la de Epicteto.
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/marco_aurelio.htm

PENSAMIENTO:

HOMBRE:

Su visión del hombre es pesimista, pues considera que sus pasiones son el factor principal de la corrupción del mundo, por lo que aconseja perseguir tan sólo aquellos fines que dependan de uno mismo. Es ilustrativo el hecho de que se inspirara tanto en un esclavo como había sido Epicteto y que detestara el poder despótico al que él mismo denominó, irónicamente.

MUNDO:

Marco Aurelio inicia su reflexión del mundo como un kósmos dado, como un orden ya escrito... De tal forma que uno es únicamente una parte de la naturaleza del conjunto de la que nos habla de distintas maneras, tales como la clásica metáfora de la abeja y al enjambre, asegurando que nada que dañe al enjambre puede suponer un daño para la abeja. De esta forma, la supeditación del ciudadano a la ciudad (y su condición de ciudadanía) es total y al igual que la abeja, el ciudadano no recibe daño alguno, si la ciudad no es dañada, porque “armoniza conmigo todo lo que para ti es armonioso, ¡oh, mundo!

ETICA:
La libertad existe pues a condición de que se entienda que únicamente se logra en ese espacio que hay en ‘nosotros mismos’, aquello que se mantiene siempre en su ‘puesto’ y que por ello, goza de la alegría de llegar a ser quien es. Por ello hay que dejar de tener apego a las cosas:
“No es meritorio transpirar como las plantas, [...] ni ser movido como una marioneta por los impulsos, ni agruparse como rebaños, ni alimentarse; pues eso es semejante a la evacuación de las sobras de la comida. [...] ¿Y no cesarás de estimar muchas cosas? Entonces ni serás libre, ni te bastarás a ti mismo, ni estarás exento de pasiones.”
Puesto que el solo deseo de las cosas exteriores nos incapacita para mantenernos ajenos al movimiento autárquico que debería gobernar todos nuestros actos.
Sin embargo esa autarquía conlleva la responsabilidad de saberse responsable de todo lo que acontece en tu interior, puesto que esa libertad, lo que en el fondo debe hacerte es proporcionarte una tranquilidad absoluta (ataraxía) y una soberana indiferencia (adiaforía). Por ello no cabe, como ya se ha indicado arriba, la congratulación sobre las cosas que suceden, así como la estima del triunfo, del alabamiento, etc.; sin embargo, igualmente cualquier sufrimiento no es causa de la ‘providencia’ o el ‘azar’, sino que es “el juicio que haces de ella. Y borrar este juicio de ti depende.”
La labor más importante de cara a enunciar tu libertad, es justamente no permitir que entren en ti “segundas impresiones”, sino quedarse apenas con las que se presenten ante ti y no emitir juicio alguno que pueda poner tu autarquía en peligro.

Sin embargo, la ‘libertad’ no opera como una página en blanco en la que se puede actuar libremente a condición de no superar aquello que no depende de nuestro albedrío. No existe el puro límite negativo de la ‘imposición divina’, sino que aún existe otro gran valor positivo que da a la libertad la esencia de sí misma.

Epicteto

EPICTETO:

(Hierápolis, c. 50 - Nicópolis, c. 125) Filósofo estoico. En Roma fue esclavo de Epafrodito, liberto de Nerón, y siguió las lecciones del estoico Musonio Rufo; una vez emancipado, se dedicó a la filosofía, en especial a la moral. Con otros filósofos hubo de dejar Roma por decreto de Diocleciano (94). A partir de su enseñanza oral, su discípulo Flavio Arriano de Nicomedia elaboró las Disertaciones de Epicteto, conjunto de lecciones del maestro, y el Enquiridión (traducido como Manual oManual de vida), colección de máximas.
Epicteto nació el año 50 cerca de Hierápolis de Frigia, la ciudad de Cibeles, ruidosa de ritos orgiásticos y llena de vapores sagrados. No se sabe cuándo ni cómo fue llevado esclavo a Roma. También su nombre resulta incierto; posiblemente debe de ser un mero adjetivo ("apéndice"). Su señor Epafrodito, a quien algunos juzgan el famoso liberto de Nerón, le desfiguró con fría crueldad. Mientras el instrumento de tortura iba torciéndole la pierna, Epicteto se limitó a decir al verdugo: "¡Mira que la romperás!" Y cuando, finalmente, la pierna llegó a quebrarse, Epicteto añadió sencillamente: "¡Ya te lo dije!"
Su palabra era tan vigorosa, espontánea y sincera que ha permanecido viva en las notas redactadas con fidelidad taquigráfica por un amoroso discípulo, Flavio Arriano de Nicomedia.
Las Disertaciones es una obra de una importancia fundamental para conocer el tercer período del estoicismo, llamado romano, que tiene en Epicteto y en Marco Aurelio sus máximos representantes. El interés del filósofo se dirige sobre todo a los problemas morales, y, abandonando la tendencia ecléctica en que el estoicismo había caído, Primer concepto fundamental en la construcción de Epicteto es el de la Providencia divina que gobierna el mundo y que lo dirige según las leyes de la naturaleza (coincidentes con las de la razón humana) en el mejor de los modos. Dios, padre de los hombres, lo ha predispuesto todo para su bien material y moral; si el mal interviene en la vida humana no es culpa de la Providencia, sino del hombre mismo que, olvidando su origen sublime y su razón (centella divina que debería guiarlo en todas sus acciones), se deja seducir por falsas apariencias del bien y se somete a los vicios y pasiones.
Con tal proceder, el hombre renuncia a su privilegio, se hunde en la miseria y niega aquella libertad suprema que Dios ha querido darle sólo a él entre todos los seres del universo

PENSAMIENTO:

ETICA:

El sabio, que sabe distinguir las dos categorías, es integralmente libre: nada ni nadie pueden privarle de lo que es suyo: "Ni el propio Júpiter puede forzarme a desear lo que no quiero ni a creer en lo que no creo". La libertad comienza con el dominio de sus propios impulsos irracionales (instintos, vicios, pasiones) y se extiende al de las ambiciones, decepciones, hechos sociales y políticos, el miedo a las enfermedades y a la muerte. Porque el sabio, si no puede quedar inmune de muchos acaecimientos reputados como males, tiene facultad, al menos, para regular las reacciones de su propio espíritu frente a aquellos acontecimientos: "Suprime la idea y suprimirás también el hecho".
Partiendo de la libertad como bien supremo, Epicteto distingue entre las cosas que dependen de nosotros y, por ello, son libres (juicio, intelecto, inclinación, deseo, aversión) de aquellas otras que no dependen de nosotros (cuerpo, salud, fortuna, riqueza, honores) y por ello son esclavas. Solamente las primeras tienen un relieve moral, en cuanto son útiles para la dignidad y la perfección del alma; las segundas se dividen en preferibles (por ejemplo, la salud) y no deseables (por ejemplo, la enfermedad), pero como no poseen relieve moral se mantienen como extrañas a nuestro ser íntimo y, en consecuencia, no encierran importancia.
Recoge en todo su rigor el concepto de una voluntad racional que gobierna al mundo y a la que el individuo debe entera sujeción. De ahí el aire de religiosidad que respira toda la obra. Es de notar también la influencia que sobre Epicteto han ejercido las doctrinas cínicas; por lo demás, no sólo en el título, sino también en la forma, las disertaciones redactadas por Arriano evocan las "diatribas" cínicas de carácter popular.

HOMBRE:

El hombre es, en efecto, libre, desde el momento que tiene en su poder las únicas cosas que importan: el uso de su pensamiento, de sus inclinaciones, de su voluntad, de todo cuanto precisa para preservar por completo su libertad de una primera cadena de esclavitud, la de las pasiones que turban el espíritu como enfermedades del alma. En cuanto al segundo vínculo de esclavitud, el de las cosas exteriores, tiene su origen en una idea errónea: honores, riquezas, salud o nuestro mismo cuerpo no nos pertenecen; nos han sido dejados en préstamo, en usufructo; en cualquier momento nos pueden ser exigidos y nosotros debemos estar dispuestos a devolverlos sin demora y sin pesar.
Por esto el hombre debe aprender a cifrar todos sus gozos y pesares en aquello que, por ser de naturaleza interior, permanece inalterable, firme y libre de cualquier traba. ¿De dónde saca el hombre la fuerza para ser prudente, seguro de sí mismo, libre frente a los demás hombres y a las adversidades de la vida? Se la da Dios, de quien ha recibido con la razón una partícula inmortal de su omnipotencia. El hombre debe venerar esta porción divina que hay en él y protegerla del contagio de los sentidos, debe escucharla y obedecerla en las horas de duda y de tentación: ella es la conciencia que le conduce a obrar el bien y a vencer serenamente el mal, y la más sólida garantía de su virtud y de su felicidad.

SOCIEDAD:

Todos los hombres, en calidad de hijos de Dios, son hermanos entre sí, y se deben afecto y ayuda mutuos. Las faltas de nuestro prójimo deben inspirar en nosotros la comprensión y la piedad; debemos ser cautos en juzgar y serenos y justos en castigarlas, cuando sea necesario. Y cuando alguien nos ofenda, pensemos que el vengar la ofensa redundaría sólo en nuestro daño, porque menguaría nuestra integridad moral; y éste es precisamente el único mal que puede hacerse a un hombre digno de este nombre.
De todos los problemas particulares examinados por Epicteto, que abarcan casi todos los aspectos de la vida espiritual y de las relaciones sociales del individuo, aparece claro y completo el concepto de la vida como misión, la cual debe ser realizada mediante la elevación constante de nuestro espíritu y del de los demás, y mediante la obediencia (humilde y al propio tiempo activa y operante) a la voluntad de Dios. Por estas razones fundamentales y por los principios que de ellas se derivan (resignación en los sufrimientos y privaciones y amor fraterno hacia todos los hombres, junto a los cuales el sabio debe sentirse y hacerse sentir como enviado, siervo y ministro de Dios), la concepción de Epicteto tiene un carácter religioso tan acentuado que llegó a correr la especie de que había pertenecido secretamente al cristianismo.

Disertaciones

1. ¿Qué depende de nosotros? Los dioses hicieron que dependiese sólo de nosotros lo más poderoso de todo y lo que dominaba lo demás: el uso correcto de las representaciones, mientras lo demás no depende de nosotros. La capacidad de impulso y repulsión, de deseo y de rechazo, y, en pocas palabras, la de servirte de las representaciones; si te ocupas de ella y cifras en ella tú también, nunca hallarás impedimentos ni tropezarás con trabas, ni te angustiarás ni harás reproches ni adularás a nadie.
2. Lo único insoportable para el ser racional es lo irracional, pero lo razonable se puede soportar. Para juzgar lo razonable y lo irracional cada uno de nosotros nos servimos no sólo del valor de las cosas externas, sino también del valor de nuestra dignidad personal. Eres tú quien te conoces a ti mismo, quien sabe cuánto vales para ti mismo y en cuánto te vendes; cada uno se vende por un precio.
3. En última instancia, procedemos de la divinidad y la divinidad es el padre de los dioses y los hombres. Puesto que es necesario que todo hombre se sirva de cada cosa de acuerdo con la idea que se haya formado de ella, aquellos pocos, los que creen haber nacido para la felicidad, para el respeto y para la seguridad en el uso de las representaciones, no tienen ninguna idea vil o innoble sobre sí mismos, pero la mayoría tiene las ideas contrarias.

Séneca

SENECA:

(Córdoba, h. 4-Roma, 65) Filósofo hispanorromano. Perteneció a una familia acomodada de la provincia Bética del Imperio Romano. Su padre fue un retórico de prestigio, cuya habilidad dialéctica fue muy apreciada luego por los escolásticos, y cuidó de que la educación de su hijo en Roma incluyera una sólida formación en las artes retóricas, pero Séneca se sintió igualmente atraído por la filosofía, recibiendo enseñanzas de varios maestros que lo iniciaron en las diversas modalidades de la doctrina estoica por entonces popular en Roma. Emprendió una carrera política, se distinguió como abogado y fue nombrado cuestor.
Fue también autor de nueve piezas dramáticas, inspiradas en modelos griegos clásicos y que son, de hecho, estudios de las tensiones emocionales a que se ven sometidos los personajes, destinadas a ser leídas más que representadas.

PENSAMIENTO:

CONOCIMIENTO Y ETICA:

En general, su doctrina era la de los antiguos estoicos, aunque, en numerosos aspectos, incorporó a ella su propia visión personal y hasta la de pensadores de escuelas antagónicas, como Epicuro, al que cita a menudo en términos aprobatorios; con ello no hizo sino ejemplificar el espíritu ecléctico y sintético característico del «estoicismo nuevo» propio de su época, del cual fue el máximo exponente.
La filosofía era, para él, un asunto fundamentalmente práctico, cuyo principal objetivo era el de encaminar a los hombres hacia la virtud, comunicándoles el conocimiento de la naturaleza del mundo y de su propio lugar en él para que ello los hiciera capaces de guiar sus vidas de acuerdo con la voluntad divina. En este sentido, la lógica y la física proporcionan un fundamento a la ética pero no ocupan su lugar, sino que están subordinadas a ella como lo estaban ya en el antiguo estoicismo; a este último, Séneca aporta esfuerzo, que aplica a persuadir del deber de obrar y pensar rectamente, más que a demostrar la verdad de un conjunto de enunciados éticos normativos.
Se vale, para ello, de la descripción vívida de los beneficios de la virtud y las desventajas del vicio; en la comprensión de que todos los bienes y males de este mundo son transitorios radica la autosuficiencia del verdadero sabio, quien, para conseguirla, debe liberarse de sus emociones, juicios equivocados acerca del valor de las cosas.
El tono moral de Séneca está cargado de acentos religiosos que lo aproximan al teísmo y llevaron a pensar en la posibilidad de que fuera cristiano, circunstancia que trató de probarse a través de una supuesta correspondencia con san Pablo, que resultó ser apócrifa.
En sus escritos sobre ciencias naturales trató, en particular, de los terremotos y su relación con los volcanes; aunque, en general, recogió las opiniones de los antiguos sobre diversos temas, añadió algunas reflexiones personales interesantes, como el vaticinio de una futura explicación de los cometas como verdaderos cuerpos celestes.
Desde sus inicios, Séneca abrazó el estoicismo, sobre todo en su vertiente moral, y toda su obra gira en torno a esta doctrina, de la que llegó a ser, al menos en la teoría, uno de los máximos exponentes. Sin embargo, aunque en su obra se presenta siempre como estoico, ya en su propio tiempo fue tachado de hipócrita, al no ser capaz de vivir según los principios que propugnaba en su obra.
‘’El bien supremo es el rigor de un espíritu inquebrantable y su clarividencia, su sensatez, elevación, salud, libertad, firmeza, belleza’’:

El mayor bien no puede ser otro que la virtud.

Crisipo

CRISIPO:       

 Filósofo estoico griego. Discípulo de Zenón de Citio y notable dialéctico, escribió más de 700 tratados, de los que se conservan sólo algunos fragmentos.
Crisipo se lanzó con entusiasmo en el estudio del sistema estoico. Su reputación de aprendizaje entre sus contemporáneos fue considerable.2 Fue conocido por su audacia intelectual y confianza en sí mismo, y su confianza en su propia habilidad se demostró, entre otras cosas, en la frase que se supone le hizo a Cleantes: «sólo necesito saber los dogmas, pues hallaré luego las demostraciones».2 Él sucedió a Cleantes como jefe de la escuela estoica cuando Cleantes murió, alrededor del año 230 a. C..
Crisipo fue un escritor prolífico. Se dice que rara vez se iba sin escribir 500 líneas al día; compuso más de 705 obras.6 Su deseo de ser completo hacía que tomara ambos lados de un argumento5 y sus opositores lo acusaron de llenar sus libros con frases de otros.6 Fue considerado difuso y oscuro en sus declaraciones y descuidado en su estilo, pero sus habilidades fueron muy bien valoradas, y llegó a ser visto como una autoridad preeminente para la escuela.
Murió durante la olimpíada 143 (208-204 a. C.), a la edad de 73 años. Diógenes Laercio da dos explicaciones diferentes de su muerte.9 En el primer relato dice que Crisipo fue presa de vértigos al haber bebido vino sin diluir en un fiesta, y murió poco después. En el segundo relato dice que estaba viendo un burro comer algunos higos y exclamó: "Ahora dale al burro una copa de vino puro para regar los higos", con lo cual él murió en un ataque de risa. Su sobrino Aristocreón  erigió una estatua en su honor en Cerámico.Crisipo fue sucedido como jefe de la escuela estoica por su discípulo Zenón de Tarso.11 De sus escritos, ninguno ha sobrevivido, excepto algunos fragmentos integrados en las obras de autores posteriores, como Cicerón, Séneca, Galeno, Plutarco, entre otros. Además fragmentos de dos obras de Crisipo se conservan entre los papiros hallados en la Villa de los Papiros de Herculano.
http://es.wikipedia.org/wiki/Crisipo_de_Solos
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/crisipo.htm

PENSAMIENTO:


CONOCIMIENTO:

Tal y como lo intentó Cleantes, su maestro, pero a través de un enfoque diferente, Crisipo también buscó la refutación del famoso argumento de Diodoro Crono, acerca de la reducción de lo posible a lo real. Esta tesis enunciaba que toda posibilidad es real, puesto que, aún si no ha sucedido, nada impide que alguna vez acontezca. Esta premisa se contrapone directamente a una de las nociones más caras al pensamiento estoico, misma que explica que: todo hecho es necesario en su acontecer, puesto que se orienta según el destino (heimarmene), es decir, la ley inalterable de las cosas.
Se destacó en la lógica, la teoría del conocimiento, la ética y la física. Creó un sistema original de la lógica proposicional con el fin de entender mejor el funcionamiento del universo y el papel de la humanidad en su interior. Se adhiere a una visión determinista del destino, pero sin embargo, trató el papel de la libertad personal en el pensamiento y la acción
Los sentidos transmiten mensajes desde el mundo exterior, y sus informes no son controlados por referencia a las ideas innatas, pero comparándolos con los informes anteriores almacenados en la mente

ETICA:

Crisipo trató de hacer patente la distinción entre necesidades absolutas y necesidades relativas, dentro de la perspectiva estoica de la realidad. Es justamente en el ámbito de las necesidades relativas, en donde se despliega la moral estoica del sabio: su decisión y capacidad de existir de acuerdo a la naturaleza, y conforme al logos que determina los derroteros de las cosas y los acontecimientos.
Enseño que la Etica dependía de la comprensión de la naturaleza del universo, y él les enseña una terapia de extirpar las pasiones rebeldes que deprimen y aplastan el alma. Inició el éxito del estoicismo como uno de los movimientos filosóficos más influyentes de los siglos en el mundo griego y romano.

DIOS:

Crisipo afirmó que "el universo es Dios y el derramamiento universal de su alma." Es el principio rector del universo ", que operan en la mente y la razón, junto con la naturaleza común de las cosas y la totalidad que abarca toda la existencia." Trató de probar la existencia de Dios, y hace uso de un argumento teleológico:
Si hay algo que la humanidad no puede producir, el ser que lo produce es mejor que la humanidad. Pero la humanidad no puede producir las cosas que están en el universo - los cuerpos celestes, etc El ser, por lo tanto, que les produce es superior a la humanidad. Pero ¿quién hay que sea superior a la humanidad, sino sólo Dios? Por lo tanto, Dios existe.
Crisipo hablaba de Dios y los dioses de manera intercambiable. Interpretó los dioses de la religión tradicional griega por verlos como diferentes aspectos de la realidad. Cicerón nos dice que "él sostuvo además que el éter es lo que la gente llama Zeus, y que el aire que penetra en el mar es Poseidón, y que la tierra es lo que se conoce con el nombre de Demeter, y trataba de estilo similar a los nombres de los otros dioses. " Además, el universo existe para el beneficio del dios universal


http://centrodeartigos.com/articulos-para-saber-mas/article_46222.html

Zenón de Citio

ZENON DE CITIO:

(Cicio o Citio, Chipre, hacia 334 a.C. - 260 a.C.) Filósofo griego, fundador de la secta del estoicismo. Poco satisfecho de los sistemas que Crates, Estilpón, Jenócrates y Polemón enseñaban en Atenas, inventó a su vez uno, y fundó, en el año 300, aproximadamente, la célebre Escuela estoica o del pórtico, llamada así por enseñar bajo el Pórtico Pintado (Stoà Poikile). Entre su escritos figuraban La repúblicaLos signosEl discursoLa naturalezaLa vida según la naturaleza y Las pasiones. Todas estas obras se han perdido.
De todos modos, sí deben atribuirse a él las premisas fundamentales del estoicismo como "existe un orden a la vez racional y natural de las cosas" y "el bien consiste en el acuerdo pleno del individuo con ese orden".
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/z/zenon_de_citio.htm

PENSAMIENTO:

CONOCIMIENTO:

Sin confirmar si es de Zenón o no, sabemos que el punto de vista estoico sobre el criterio de la verdad, que se debe determinar, ante todo, en lógica, se halla en las percepciones de los sentidos aprobados por la razón. La ciencia de la naturaleza se divide en dos principios: uno pasivo, la materia, el cuerpo; otro activo, Dios, el alma humana. No obstante, el alma es un aire ardiente, y Dios un principio ígneo universalmente extendido, que anima cada cosa, y por su providencia dirige todos los seres, según las leyes inmutables del orden de la razón.
El sabio es, según esta doctrina, una especie de Dios omnipotente dentro de su esfera, y puede salir de este mundo siempre que se le impida practicar la virtud.

MUNDO:

El mundo, para Zenón, está penetrado en todos sus puntos de una vitalidad natural que se manifiesta primariamente en los fenómenos biológicos, que mantiene unidos cielo y tierra, y determina las vicisitudes de todas las cosas en su interior

ETICA:

La ética se basa en la constitución natural del hombre. Desconfía radicalmente de las convenciones sociales, porque nada nos asegura que no estén viciadas de irracionalidad y de pasiones y, por lo tanto, no vayan en desacuerdo con la naturaleza.
En moral
La primera máxima es: vivir según la ley de la razón bien ordenada, o vivir de un modo conforme a la naturaleza, porque tal es el objeto del hombre, tal es la virtud.
Los principios del sistema práctico son:
1º La moralidad, la virtud es el único bien que tiene un valor absoluto; el vicio es el único mal positivo.
 2º La virtud es la práctica de la razón libre, aplicada no sólo a conocer, sino también a practicar el bien. El vicio es una manera de obrar inconsecuente y brutal, una debilidad que, en menosprecio de la razón, se abandona a instintos inferiores.
 3º La virtud es la única que puede asegurarnos el estado de calma (apatheia), última perfección del espíritu.
4º Hay dos clases de hombres: los buenos y los malos; los que cultivan la sabiduría, y los que pertenecen al vulgo.

Estoicismo

ESTOICISMO:


El estoicismo es uno de los movimientos filosóficos que, dentro del periodo helenístico, adquirió mayor importancia y difusión. Fundado por Zenón de Citio en el 301 a. C., adquirió gran difusión por todo el mundo grecorromano, gozando de especial popularidad entre las élites romanas. Su período de preeminencia va del siglo III a. C. hasta finales del siglo II d. C. Tras esto, dio signos de agotamiento que coincidieron con la descomposición social del alto Imperio romano y el auge del cristianismo.

Escepticismo

ESCEPTICISMO:

En la filosofía clásica el escepticismo es una corriente filosófica basada en la duda, representada en la escuela de 'Skeptikoi', de quienes se decía que "no afirmaban nada, sólo opinaban". El escepticismo se diferencia del negacionismo por exigir evidencia objetiva a las afirmaciones, y en caso de haber tal evidencia aceptarla, en tanto que el negacionismo cuestiona o rechaza las evidencias.
El escepticismo toma una actitud contraria al dogmatismo. Esta corriente tiene una posición que el sujeto no puede aprehender al objeto.
"El sujeto cognoscente depende de una serie de factores que le impiden llegar al objeto."
Para comprender el escepticismo es necesario saber que: "El escepticismo como doctrina filosófica tiene dos aspectos: Uno teórico y otro práctico.
Desde el punto de vista teórico, el escepticismo es una doctrina del conocimiento según la cual no hay ningún saber firme, ni puede encontrarse nunca ninguna opinión absolutamente segura. Desde el punto de vista práctico, el escepticismo es una actitud que encuentra en la negativa a adherirse a ninguna opinión determinada en la suspensión del juicio (epojé), la salvación del individuo, la paz interior."
El escepticismo no pone en duda el fenómeno, sino lo que se dice de él, y esto es diferente del fenómeno mismo.
Origen del escepticismo
El escepticismo empezó propiamente en el siglo III a.C. con Pirrón de Elis y los pirronáicos que fueron llamados escépticos. Pirrón fue influido durante su expedición militar por la silenciosa sabiduría de los orientales.
Sentido y fases del escepticismo griego
El escepticismo griego tiene cuatro etapas bien definidas, aunque propiamente no guardan relación entre sí:
1.   El escepticismo, en cuanto actitud negativa ante la validez del conocimiento científico aparece con Pirrón. Su actitud y sentido es moral, al estilo de las escuelas socráticas menores en cuyo marco se encuadra el pensamiento.
2.   La segunda fase del escepticismo se desarrolla en la Academia Platónica en lucha contra el dogmatismo de los estoicos.
3.   El escepticismo reaparece en forma más aguda a finales del siglo I a.C, con Enesidemo y Agripa.
4.   La última fase del escepticismo es representada por Sexto Empírico, médico que perteneció a la escuela empírica del siglo II d.C., quien se proponía destruir toda clase de dogmatismo especulativo, adoptando una actitud práctica empirista ante la realidad.

EXPONENTES:

PIRRON DE ELIS:

(Elis, actual Grecia, h. 360 a.C.-id., h. 270 a.C.) Filósofo griego. Acompañó a Alejandro Magno a la India y, al regresar, fue nombrado por sus conciudadanos gran sacerdote de Elis. Procedente de una familia humilde, se especula con la posibilidad de que adquiriera sus conocimientos merced a sus numerosos viajes de juventud. Pirrón fundó una escuela en la que transmitió sus teorías oralmente, y que fue el origen del llamado pirronismo. Se le atribuyen los diez tópicos o motivos de duda del escepticismo antiguo. Pirrón consideraba que la filosofía debía conducir a la ataraxia, es decir, la impasibilidad, indiferencia o abstención, como ideal ético. El escéptico se muestra extraño a toda verdad dado que es imposible alcanzar una certeza absoluta, y además ésta se basa a menudo en falacias y meros actos de fe. Sus enseñanzas fueron transmitidas por su discípulo Timón.

PENSAMIENTO:

CONOCIMIENTO:
La razón humana no puede penetrar hasta la esencia íntima de las cosas. Lo único que podemos conocer es la manera como las cosas aparecen ante nosotros." Por lo tanto, de nada podemos estar ciertos, y el sabio debe abstenerse de juzgar.
No podemos fiarnos ni de las percepciones sensibles ni de la razón. No se debe admitir alguna afirmación teórica. Guardando estos principios se consigue la tranquilidad del alma (ataraxia).
Hizo de la duda el problema central de  toda filosofía.
Los juicios sobre la realidad vienen dados por la convención.

ETICA:

La preocupación de Pirrón no era la del mundo físico, era la virtud y la felicidad, como también la crítica dialéctica de las opiniones contrarias.
La doctrina de Pirrón se puede reducir a lo siguiente: "No hay nada bueno sino la virtud, ni malo, sino el vicio. La felicidad consiste en la paz y la tranquilidad del alma, todo lo demás es indiferente."