EXISTENCIALISMO
Nunca ha habido un acuerdo general sobre la
definición de existencialismo. El término a menudo es visto como una
conveniencia histórica que fue inventada por primera vez para describir a
muchos filósofos, en retrospectiva, mucho después de haber muerto. De hecho,
aunque generalmente se considera que el existencialismo se originó con la obra
de Kierkegaard, el primer filósofo prominente en adoptar el término para
describir su propia filosofía fue Jean-Paul Sartre. Sartre propone la idea de
que lo que "todos los existencialistas tienen en común es la doctrina
fundamental de que la existencia precede a la esencia"1 lo que significa
que la consideración más importante para las personas es el hecho de que son un
ser consciente ("existencia") que actúa de forma independiente y
responsable—en lugar de ser etiquetado con roles, estereotipos, definiciones, u
otras categorías preconcebidas que se ajustan al individuo
("esencia"). La vida real de la persona es lo que constituye lo que
podría llamarse su "verdadera esencia" en lugar de estar allí
atribuido a una esencia arbitraria que otros utilicen para definirla.
Según el filósofo Steven Crowell, definir el
existencialismo ha sido relativamente difícil, y argumenta que se comprende
mejor como un enfoque general que se utiliza para rechazar ciertas filosofías
sistemáticas, y no como una filosofía sistemática en sí.
Uno de sus postulados fundamentales es que en el ser
humano "la existencia precede a la esencia" (Sartre), es decir, que
no hay una naturaleza humana que determine a los individuos, sino que son sus
actos los que determinan quiénes son, así como el significado de sus vidas. El
existencialismo defiende que el individuo es libre y totalmente responsable de
sus actos. Esto incita en el ser humano la creación de una ética de la
responsabilidad individual, apartada de cualquier sistema de creencias externo
a él.
En líneas generales el existencialismo busca una
ética que supere a las moralinas y prejuicios; en esto al observador neófito
puede resultarle contradictorio ya que la ética que busca el existencialismo es
una ética universal, válida para todos los seres humanos, que muchas veces no
coincide con los postulados de las diversas morales particulares de cada una de
las culturas preexistentes.
Algunos consideran que el existencialismo en sí
atraviesa a toda la historia de la humanidad (por ejemplo en la sumeria Epopeya
de Gilgamesh se encuentran planteos llenos de angustia, esperanza, duelo,
melancolía, anhelos de eternidad que luego reiterará siempre el
existencialismo) ya que sus temas son los capitales de cada ser humano y de
todo el conjunto de la humanidad.
El existencialismo tiene sus antecedentes en el siglo
XIX en el pensamiento de Sören Kierkegaard y Friedrich Nietzsche. También,
aunque menos directamente, en el pesimismo de Arthur Schopenhauer, así como en
las novelas de Fiódor Dostoyevski. En el siglo XX, entre los filósofos más
representativos del existencialismo se encuentran Martin Heidegger, Karl
Jaspers, Jean-Paul Sartre, Miguel de Unamuno, 2 Simone de Beauvoir y Albert
Camus.3
Sin embargo, el existencialismo recién toma nombre en
el siglo XX y particularmente tras las terriblemente traumáticas experiencias
que vivieron la humanidad durante la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra
Mundial. Durante estos dos conflictos (que podrían ser calificados por una
parte como casos extremos de la estupidez que puede tener la humanidad y por la
otra -concordando con Hannah Argent- como las formas en las que la violencia
interhumana llega a su apogeo con una banalización del mal) surgieron los
pensadores que en el a posteriori se preguntaron explícitamente "¿qué
sentido tiene la vida?", "¿para o por qué existe el ser?", o
"¿existe la libertad total?".
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