ZENON DE ELEA
Al igual
que ocurre con la mayoría de los filósofos presocráticos es poco lo que sabemos
de la vida de Zenón. Nació en Elea entre los años 490-485, si tomamos como
referencia el testimonio de Platón. Fue pitagórico, al igual que se dice de
Parménides, siendo posteriormente discípulo de éste y reconocido defensor de la
doctrina parmenídes de la unidad e inmovilidad del ser. Se refiere, en relación
con su actividad política, la participación en una conjura para derrocar a un
tirano, y su posterior entereza ante la tortura, al fracasar la conspiración,
pero, aunque son diversas las fuentes, la información sobre los hechos es
confusa. Este es el relato de los hechos, según la noticia transmitida por
Diógenes Laercio: "Queriendo destronar al tirano Nearco (o Diomedonte,
como quieren algunos), fue aprehendido, como refiere Heráclides en el Epítome
de Sátiro. En esta ocasión, como fuese preguntado acerca de los conjurados y de
las armas conducidas a Lípara, dijo que los conjurados eran todos los amigos
del tirano; con lo cual quiso suponerlo abandonado y dejado ya solo. Después,
diciendo tenía algo que hablarle a la oreja tocante a algunos, se la cogió con
los dientes y no la soltó hasta que lo acribillaron a estocadas, como sucedió
al tiranicida Aristogitón. Demetrio dice en sus Colombroños que la nariz fue lo
que le arrancó de un bocado".
También
Diógenes Laercio, en su Vidas de los filósofos ilustres, nos ofrece esta otra
versión: "Antístenes escribe en las Sucesiones que después de haber citado
por cómplices en la conjuración a los amigos del tirano, como éste le
preguntase si había otro inculpado, respondió: Tú, oh destrucción de la ciudad.
Y que habló de esta forma a los presentes: estoy admirado de vuestra cobardía,
pues por miedo de lo que yo padezco sois esclavos de un tirano; y que luego,
cortándose la lengua con los dientes, se la escupió al tirano. Incitados con
esto los ciudadanos, al punto quitaron la vida a pedradas al tirano.
Finalmente, Hermipo dice que Zenón fue metido en un mortero y machacado
allí".
Pensamiento
Algo más
conocemos de su pensamiento, del que tenemos referencias por Platón y
Aristóteles, especialmente en lo que respecta a su actividad dialéctica,
orientada hacia el combate del pluralismo (en general, según unos; del
pitagórico, según otros estudiosos, dada la oposición que la escuela de Elea
había manifestado hacia los pitagóricos). Tal actividad se caracteriza por
haber elaborado numerosos argumentos (aporías o paradojas) contra la pluralidad
y el movimiento, en consonancia con la defensa de las teorías eleáticas de la
unidad e inmovilidad del ser, de los que conservamos algunos, basados en la
reducción al absurdo; se parte de las tesis que se quiere criticar y se conduce
la argumentación a una, o una serie de contradicciones que ponen de manifiesto,
en consecuencia, la invalidez de las tesis.
A) Los argumentos de Zenón contra la pluralidad.
Los
únicos que subsisten son los citados por Simplicio, que recogen, al parecer
textualmente, los argumentos de Zenón. El primero de ellos se formula así:
"Si
existe una pluralidad, las cosas serán también grandes y pequeñas; tan grandes
como para poder ser infinitas en tamaño y tan pequeñas como para no tener
tamaño alguno
Si el ser
no tuviera tamaño, ni siquiera sería. Pues si se le añade a cualquier otro ser,
no lo hace más grande, ya que, al no tener tamaño alguno, no puede, con su
adición, aumentar su tamaño. Y así lo añadido no puede ser nada.
De la
misma manera, es evidente que ni lo añadido ni lo quitado son nada si, en la
sustracción, el ser al que se le detrae no adviene en nada más pequeño y, si al
añadírselo, no aumenta.
Pero si
es, es necesario que cada cosa tengo un cierto tamaño y espesor y que una parte
diste de la otra. Y el mismo razonamiento vale respecto a lo excedente. También
esto tendrá un cierto tamaño y una parte de ello excederá. Y es lo mismo decir
esto una vez que irlo afirmándolo indefinidamente; pues ninguna parte suya
semejante será la última ni una parte dejará de tener relación con la otra.
De manera
que, si existe una pluralidad, es necesario que las cosas sean pequeñas y
grandes; tan pequeñas que no puedan tener tamaño y tan grandes que sean
infinitas."
En el
segundo, argumenta Zenón del siguiente modo:
"Si
existe una pluralidad, es necesario que las cosas sean tantas (en número)
cuantas son y no más ni menos. Y si son tantas cuantas son, deben ser
ilimitadas.
Si existe
una pluralidad, las cosas existentes son infinitas; pues siempre hay otra cosa
entre ellas, y otras, a su vez, entre estas otras. Y así, los seres existentes
son infinitos."
B) Los argumentos de Zenón contra el
movimiento.
Presentamos
a continuación los argumentos de Zenón contra el movimiento, tal como los
recoge Aristóteles en la "Física" (libro VI, 9): los
dos primeros se basan en el supuesto de que el espacio y el tiempo son
infinitamente divisibles; los dos últimos se basan en el supuesto de que el
espacio y el tiempo se componen de mínimos indivisibles.
"Hay
cuatro razonamientos de Zenón sobre el movimiento, llenos de dificultades para
quien quiera resolverlos. En el primero, la
imposibilidad del movimiento se deduce de que el móvil que se desplaza debe
llegar primero a la mitad del trayecto antes de llegar a su término; ya nos
hemos referido anteriormente a él.
El segundo es el llamado de Aquiles, y es este: en una
carrera, el más lento nunca será alcanzado por el más rápido; ya que el que
persigue al otro siempre debe comenzar por alcanzar el punto del que ha partido
el primero, de modo que el más lento siempre tendrá alguna ventaja. Es el mismo
razonamiento que el de la dicotomía: La única diferencia es que si bien la
magnitud sucesivamente añadida sigue siendo dividida, ya no lo es por dos. Como
conclusión del razonamiento se deduce que el más lento no será alcanzado por el
más rápido, por la misma razón que en la dicotomía: en ambos casos, en efecto,
se concluye que no se puede llegar al límite, tanto si la magnitud se divide de
una manera como de la otra; pero aquí se añade que, incluso este héroe de la
velocidad, persiguiendo al más lento, no podrá alcanzarle. En consecuencia, la
solución será también la misma. En cuanto a pensar que el que va delante no
será alcanzado, es falso; ya que no obstante, es alcanzado, si se considera que
la distancia recorrida es una línea finita. Tales son los dos razonamientos.
El tercero, que ya
se ha mencionado, pretende que la flecha lanzada permanece en reposo. Es la
consecuencia de la suposición de que el tiempo está compuesto de instantes; si
se rechaza tal hipótesis ya no hay silogismo.
El cuarto se refiere a filas (masas) iguales moviéndose
en sentido contrario en el estadio a lo largo de otras filas (masas) iguales,
unas a partir del fondo del estadio, las otras desde el medio, con la misma
velocidad; la pretendida consecuencia es que la mitad del tiempo es igual al
doble del mismo. El paralogismo consiste en que se piense que un cuerpo, con
igual velocidad, se mueve en el mismo tiempo, tanto a lo largo de un cuerpo en
movimiento como lo largo del que está en reposo. Ahora bien, esto es falso.
Sean A, A... las filas iguales que permanecen inmóviles; B, B... las que parten
del medio de las A, A... y les son iguales en número y magnitud; C, C ... las
que parten del fondo, iguales a estas en número y magnitud y con la misma
velocidad que las B, B .... Consecuencias: el primer B se encuentra en el
extremo al mismo tiempo que el primer C, ya que se mueven paralelamente. Por
otra parte, los C han recorrido todo el intervalo a lo largo de todos los B, y
los B, la mitad del intervalo a lo largo de los A; en consecuencia, el tiempo
es la mitad: en efecto, para grupos cogidos de dos en dos el tiempo de paso
ante cada uno de los A es el mismo. Pero, al mismo tiempo, los B han pasado por
delante de todos los C; ya que el primer B y el primer C están, al mismo
tiempo, en extremos opuestos, siendo el tiempo para cada uno de los B, dice, el
mismo que para los C porque ambos desfilan en el mismo tiempo a lo largo de los
A. Tal es el razonamiento; pero cae en la falsedad que hemos dicho
anteriormente.
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