ERASMO
DE ROTTERDAM
Humanista neerlandés de expresión latina. Clérigo regular
de san Agustín (1488) y sacerdote (1492), pero incómodo en la vida religiosa
(que veía llena de barbarie y de ignorancia), se dedicó a las letras clásicas
y, por su fama de latinista, consiguió dejar el monasterio como secretario del
obispo de Cambrai (1493). Cursó estudios en París (1495) y, tras dos breves
estancias en Países Bajos (1496 y 1498), decidió llevar vida independiente.
En París inició, con Adagios (1500), un éxito editorial
que prosiguió en 1506 con sus traducciones latinas (Luciano y Eurípides) y que
culminó en Basilea (1515-1517 y 1521-1529) con sus versiones de Plutarco, sus
ediciones de Séneca y de san Jerónimo y su gran edición del Nuevo Testamento
(1516: con texto griego anotado y su traducción latina, muy distinta de la
Vulgata), que le dio renombre europeo.
Si sus primeros diálogos Antibárbaros (1494) veían
compatibles devoción y cultura clásica, en el Enquiridión (1504) defendía una
audaz reforma religiosa. Fruto de las lecciones que diera para vivir, sus
manuales de conversación latina (1497) son el origen de los Coloquios
familiares (1518), de gran difusión y resonancia. Fue la crítica de L. Valla a
la versión de la Vulgata lo que le decidió a dedicarse, algo tardíamente, a las
letras sagradas para reconciliar cultura clásica y teología (se doctoró en esta
ciencia en Turín en 1508).
En sus viajes, visitó también Padua, Siena, Roma (1509) y
diversas ciudades de Alemania (1514), en cuyos círculos humanísticos fue
acogido de forma triunfal. León X le dispensó de tener que vestir el hábito
para que viviese en el mundo y fue nombrado consejero del emperador (a quien
dedicó la Institución del príncipe cristiano, 1516).
Aunque inicialmente no le prestó gran atención, el
crecimiento del problema luterano le hizo cada vez más difícil su insistente
pretensión de neutralidad: si en 1517 se había ido a Lovaina, en 1521 hubo de
salir de la ciudad y volver a Basilea, por lo insostenible de su situación (aun
distanciándose claramente de Martín Lutero, insistía en ser no beligerante) y
para guardar su independencia. Pero en 1524 lanzó su Disquisición sobre el
libre albedrío, con una violenta respuesta de Lutero (Sobre el albedrío
esclavo, 1526) y con su correspondiente réplica (Hyperaspistes, 1526). Y, pese
a su neutralidad en la pugna de Enrique VIII con el papa, su Ciceroniano (1527)
refleja ya el desengaño de quien ve sus ideales contrariados por los hechos.
Implantada la Reforma en Basilea (1529), dejó la ciudad
por la misma razón que dejara Lovaina y se retiró a Friburgo de Brisgovia.
Sobre la buena concordia de la Iglesia (1534) es una obra en la que no parece
poner sus ilusiones, y no hizo comentarios sobre la ejecución en Inglaterra de
Fisher y de Moro (1535). El mismo año recomendó a Paulo III un tono conciliador
en el futuro concilio y, desde Basilea (adonde había vuelto y de donde sus
achaques no le dejarían salir), le rechazó el cardenalato; de poco antes de
morir es su Sobre la pureza de la Iglesia cristiana (1536).
PENSAMIENTO DE ERASMO ROTTERDAM
RELIGION:
Es una corriente de pensamiento cuyo nombre deriva de
Erasmo, y que incluía entre sus postulados la defensa del cristianismo
primitivo o evangélico, una vivencia interior de la religión, lejos de rituales
exteriores y de la espectacularidad, muchas veces fingida, de la liturgia.
El pensamiento erasmiano viene en gran medida determinado
por las luchas encarnizadas entre la iglesia católica y los reformadores
religiosos, en que se vio envuelto Erasmo. En ellas mantuvo siempre una postura
crítica y equidistante que suscitaba, de uno y otro bando, ora entusiastas
aplausos, ora vivas censuras. Consciente de la certeza de las culpas que le
imputaban a la iglesia los luteranos, aspiraba Erasmo a lograr una pacífica y
gradual reforma del catolicismo. Su espíritu finísimo y equilibrado le hacía
vislumbrar siempre soluciones armónicas a los conflictos humanos. Simpatizo con
la primera posición crítica de Lutero, pero negó a este su respaldo cuando la
reforma se convirtió en cisma y revolución. Tal es la posición que fija en De
libero arbitrio, que provoco el De servo arbitrio de Lutero. Y aunque jamás
abandono la iglesia, lo que irritaba a los reformistas, se erigió en continuo
flagelo de cuanto en ella había corrupción o laxitud moral, lo que le granjeaba
la crítica de los católicos. También mortificaban a estos los comentarios y
notas a sus traducciones del nuevo testamento.
Las obras de Erasmo fueron consideradas peligrosas para
los dogmas y los funcionarios de la iglesia oficial, e incluidas en el Index en
1559. Hombre vinculado a la filosofía y la conducta del humanismo, entre sus
obras destaca el “Enquiridion” o “Manual del soldado cristiano” (1503), en la
que llega a afirmar que de los tres círculos concéntricos que componen a la
iglesia (príncipes de la iglesia, es decir el Papa y los obispos, los príncipes
cristianos y el pueblo cristiano), el ultimo esta tanto o más cerca de Cristo
que las propias jerarquías. El libro más famoso de Erasmo, introdujo Hernando
de Colón en España en 1516, es el “elogio de la locura”, “o de la necedad”,
dedicado a Tomás Moro, autor de una célebre utopía. Influido sobre todo por
Luciano de Samosata y por la tradición medieval del carro o nave de los locos,
Erasmo realiza una sátira de costumbres, puesta en boca de la propia Estulticia
o Locura, consciente de que el verdadero espíritu cristiano se demuestra “deponiendo
su orgullo para aprender lo que no sabe y cediendo en su altanería para enseñar
lo que sabe”.
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