DAVID HUME
(Edimburgo, 1711-id., 1776) Filósofo inglés.
Nació en el seno de una familia emparentada con la aristocracia, aunque de
modesta fortuna. Estudió durante un tiempo leyes en la Universidad de Edimburgo
por voluntad de su familia, pero su falta de interés determinó que abandonara
la carrera y se viese obligado a buscar la manera de ganarse la vida.
Tras una breve tentativa de iniciarse en
el comercio, decidió dedicarse al estudio. En 1734 marchó a Francia, donde pasó
tres años, la mayor parte de ellos en La Flèche, dedicado a la redacción de su
primera obra, Tratado de la naturaleza humana, que completó tras su
regreso a Londres y se empezó a publicar en 1739. El tratado no despertó ningún
interés, y Hume se retiró a la casa familiar en Ninewells.
La favorable acogida que obtuvo la
publicación en Edimburgo de la primera parte de sus Ensayos morales y
políticos en 1742, le hizo olvidar su primer fracaso. Trabajó como
preceptor del marqués de Annandale (1745-1746) y luego como secretario del
general St. Clair (1746-1748), a quien acompañó en misión diplomática a Viena y
Turín. Nombrado bibliotecario del Colegio de Abogados de Edimburgo, emprendió
la redacción de una historia de Inglaterra, que publicó desde 1754 hasta 1762
en varias entregas, algunas bastante mal recibidas por la burguesía liberal.
En 1763 aceptó la invitación de lord
Hertford de incorporarse a la embajada en París, ciudad donde residió hasta
1766 y en la que se relacionó con los enciclopedistas.
PENSAMIENTO DE DAVID HUME
CONOCIMIENTO:
Insistió en la importancia de investigar el origen de las ideas, que él entendía como copias o imágenes de las impresiones (sensaciones, pasiones, emociones). Concibió el razonamiento como la actividad de descubrir relaciones entre ideas, que podían ser de dos tipos: las existentes entre hechos (objeto del razonamiento probable, fundado en la experiencia) y relaciones entre ideas (objeto del razonamiento demostrativo, basado en el principio de no contradicción).
Estimando imposible cualquier otra forma de razonamiento, lo que suponía rechazar como falsas las proposiciones de la metafísica o la teología, sometió a crítica toda clase de ideas, y refutó en especial las de sustancia, existencia y relación causal. Respecto de esta última, sin negar la posibilidad de que exista una causalidad real, afirmó que era imposible conocerla: el origen de la idea de causa hay que buscarlo, por tanto, en el hábito psicológico de percibir determinadas sensaciones de forma simultánea o sucesiva, sin que dicha idea encierre ninguna necesidad lógica o racional.
Fue el más radical de los empiristas
Ingleses. Afirmo que las ideas de la sustancia y de Dios deben abandonarse,
pues no pudo encontrar argumentos válidos para justificar su existencia. El
radicalismo de Hume llevó las ideas de Locke a su conclusión lógica: El
escepticismo. Las cosas solo existen en tanto las conocemos: si estoy sentado
en una silla, la silla existe, pero si abandono la habitación, la silla deja de
existir. Hume concluyo que las ideas se encuentran en la mente y por, lo tanto,
no es posible demostrar la existencia del mundo exterior.
ETICA:
En cuanto a la dimensión ética de su pensamiento, Hume pensaba que los conceptos del bien y el mal no son racionales, sino que nacen de una preocupación por la felicidad propia. El supremo bien moral, según su punto de vista, es la benevolencia, un interés generoso por el bienestar general de la sociedad que Hume definía como la felicidad individual.
La ética trata obviamente, no de lo que es,
sino de lo que debe ser. Atribuir a la razón la capacidad de saber (y a partir
de ahí, decidir) lo que debe ser, lo que es deseable o bueno, supone incurrir
en falacia naturalista: reducir lo bueno a lo natural.
HOMBRE:
Considera al hombre como objeto supremo de la creación, algo que está en el mundo y que a la vez trasciende del mundo, algo que es no solo superior al mundo sino en cierto modo radicalmente distinto al como en la concepción antigua del hombre se concibe a este como dios inminente como conciencia del universo en la cristiana la exaltación del hombre queda atenuada y detenida tan pronto como a su superioridad en el orden mundano se superpone su interioridad absoluta en el orden divino.POLITICA:
Expresó su desconfianza
por los intentos de reformar la sociedad para llevarla lejos de la costumbre
establecida, y aconsejó a los pueblos que no se rebelasen contra sus
gobernantes, excepto en casos de tiranía flagrante. Sin embargo, se resistió a
tomar parte por ninguno de los partidos políticos británicos, los Whigs y los Tories, y creía que se debe equilibrar el anhelo de libertad con la
necesidad de una autoridad poderosa, sin sacrificar ninguna de las dos. Apoyó
la libertad
de prensa y se mostró simpatizante de la democracia, aunque con restricciones. Se ha dicho
que fue una gran inspiración para James Madison, en particular para el libro Federalista Nº 10. También se mostró optimista respecto al progreso social,
pues creía que gracias al desarrollo económico que resulta de la expansión del
comercio las sociedades progresaban desde la barbarie a la civilización. Según
él, las sociedades civilizadas son abiertas, pacíficas y sociables, y sus
ciudadanos son, en consecuencia, mucho más felices.
SER:
Hume compara el espíritu a un teatro "donde muchas percepciones hacen sucesivamente su aparición, pasan,
vuelven a pasar, corren y se mezclan en una variedad infinita de posturas y de
situaciones". Pero
prosigue precisando que es un teatro cuyo emplazamiento ignoramos y que no sabemos
nada de los materiales de que está hecho.
Nada hay en la sustancia del yo espiritual
que permita a éste envanecerse de su subsistencia si se acepta la misma crítica
empirista que ha disuelto el substratum material. Todo lo que queda por hacer
es tratr de justificar la creencia en la identidad personal, lo mismo que se
puede intentar justificar la creencia en la existencia del mundo exterior, o,
en general, de sustancias.
MUNDO:
El análisis de Hume va a ser igualmente
aplicado a nuestra creencia en la existencia de un mundo independiente de
nuestros sentidos. La opinión de la existencia independiente y continua del
mundo externo está tan profundamente arraigada en la imaginación que es
imposible desarraigarla.
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