DEMOCRITO
Demócrito nació en Abdera en el año 460 antes
de Cristo. Se le atribuyen numerosos viajes, a Egipto y a la India, entre
otros, habiendo adquirido en el curso de ellos conocimientos de teología,
astrología, geometría, etcétera. También se le sitúa en Atenas escuchando las
lecciones de Sócrates o de Anaxágoras, según recoge Diógenes Laercio: "parece, dice Demetrio, que
también pasó a Atenas, y que por desestima de su propia gloria no se cuidó de
ser conocido; y aunque él conoció a Sócrates, Sócrates no le conoció él. Fui
-dice- a Atenas, y nadie me conoció." se
dice también que fue discípulo de Leucipo, a quien se atribuye la creación del
atomismo, doctrina defendida por Demócrito. (Sobre la existencia misma de
Leucipo hay quienes han llegado a ponerla en duda apoyándose en el
desconocimiento prácticamente total que tenemos de él y en afirmaciones como
las de Epicuro, quien negaba su existencia).
PENSAMIENTO
EL SER Y LA EXISTENCIA
Respecto a su pensamiento parece que fue un
hombre dedicado enteramente al estudio y que tuvo una producción abundante. Al
igual que Empédocles y Anaxágoras la filosofía de Demócrito estará inspirada
por la necesidad de conjugar la permanencia del ser con la explicación del
cambio, adoptando una solución estructuralmente idéntica: lo que llamamos
generación y corrupción no es más que mezcla y separación de los elementos
originarios, que poseen las características de inmutabilidad y eternidad del
ser parmenídes. Estos elementos originarios serán concebidos como entidades
materiales, infinitamente pequeñas y, por lo tanto, imperceptibles para los
sentidos, y de carácter estrictamente cuantitativo, a los que Demócrito llamará
átomos (término griego que significa "indivisibles”) por su cualidad de
ser partículas indivisibles.
"Algunos filósofos antiguos creyeron que
lo que es debe ser necesariamente uno e inmóvil, ya que siendo el vacío no-ente
no podría existir el movimiento sin un vacío separado (de la materia) ni
existir ni existir una pluralidad de cosas sin algo que las separe. [...] Pero
Leucipo creyó tener una teoría que concordando con la percepción de los
sentidos no hacía desaparecer el nacimiento, la corrupción, el movimiento ni la
pluralidad de seres".
Estos átomos existen desde siempre en el
vacío, sometidos a un movimiento que les es consustancial. Por lo tanto, todo
lo que existe son los átomos y el vacío. La introducción de la existencia del
vacío es una novedad con respecto a Empédocles y Anaxágoras y que choca
frontalmente con la negación del vacío (no ser) que exigía Parménides. Ahora
bien, sin la existencia del vacío resulta imposible explicar el movimiento, por
lo que necesariamente tiene que existir. Los átomos se mueven en ese vacío en
línea recta en un principio, pero, por causas estrictamente mecánicas, algunos
de ellos salen de su trayectoria y chocan contra otros, a los que desvían,
chocando el conjunto contra otros átomos, provocando la agregación en conjuntos
de átomos cada vez mayores, y que darán lugar a la constitución de los objetos
tal como nosotros los conocemos.
Aunque los átomos no poseen diferencias cualitativas sí poseen diferencias en cuanto a su forma y configuración: la forma, el orden y la posición. Los átomos pueden diferir entre ellos por su forma, del mismo modo que la A difiere de la N; o pueden diferir por el orden que ocupan, no siendo lo mismo AN que NA; o por la posición, de modo que, aun poseyendo la misma forma, la Z se diferencia de la N (si giramos la Z noventa grados a la derecha tenemos la N).
Aunque los átomos no poseen diferencias cualitativas sí poseen diferencias en cuanto a su forma y configuración: la forma, el orden y la posición. Los átomos pueden diferir entre ellos por su forma, del mismo modo que la A difiere de la N; o pueden diferir por el orden que ocupan, no siendo lo mismo AN que NA; o por la posición, de modo que, aun poseyendo la misma forma, la Z se diferencia de la N (si giramos la Z noventa grados a la derecha tenemos la N).
"Leucipo y su compañero Demócrito
sostuvieron que los elementos son "lo lleno" y lo "vacío",
a los cuales llamaron "ser" y " no ser", respectivamente. El
ser es lleno y sólido; el no-ser vacío y sutil. Como el vacío existe no menos
que el cuerpo, se sigue que el no-ser existe no menos que el ser. Juntos los
dos constituyen las causas materiales de las cosas existentes."
Demócrito no apela en su sistema a la
existencia de ninguna causa que no sea estrictamente material y mecánica, de
modo que nos ofrece una primera interpretación mecanicista del universo;
existen, por lo demás, innumerables mundos, sometidos a las mismas leyes de
agregación y separación de los átomos. Su pensamiento ejercerá una gran
influencia en la antigüedad, a través de la escuela de Epicuro, entre otros;
pero sobre todo en el Renacimiento, estando en la base de la constitución de la
ciencia moderna.
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